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Los últimos pasos y la pose final de la coreografía me hacen sonreír y derramar las lágrimas que contuve durante toda la representación. Saludo al público y regreso junto a mi entrenadora, la abrazo y me pongo el barbijo. Todavía hay que tomar medidas de precaución. Luego de tanto tiempo aun siento que me sofoca. Recuerdo cuando meses atrás, allí por el comienzo, estaban prohibidas todas las actividades deportivas y siento alivio al pensar en aquel día en el que regresaron los entrenamientos, me parece increíble volver a competir. Voy con mi familia, mi gran apoyo y vuelvo a recordar ese momento, en el que el hisopado les dio positivo a mis abuelos y tíos, el sentimiento de derrumbe que me saturaba y el cómo el entrenar fue lo único que me ayudó a superarlo, cada segundo libre me hacía pensar en los recuerdos que había vivido y en cómo necesitaba a cada uno para seguir siendo la misma. 

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